julio 10, 2011

fragmento de solitarias (IV)

Nos sentamos en el cordón (con algo de hambre pero sin ganas de ir al almacén). Él se rascó la nariz con el puño de su campera. Me miró. En ese segundo recordé todas nuestras charlas. Las que hubo y las que estaban por venir.  Me enojé por que sabía que esas que eran únicas para mí, también lo eran para alguien más. Abrió la boca. 

-¿Hasta cuándo vamos a existir?
-Creo que hasta mañana aguanto.
-Pero me vas a dejar.
-Por supuesto. 

Como si le importara. No pasaban autos. Parecía domingo y no dejábamos de pensar en la soledad de ambos.

1 comentario:

  1. Maartuchaa, qué decirte que no sepas. Sabés que me encanta lo que escribís y este particularmente, de vez en cuando entro y lo releo jajaja-
    (soy flor, te darás cuenta por el "martucha")

    ResponderEliminar

aló