Cuando el viento es niño, es juego, es descaro para enredar mi pelo. Cuando el viento se encapricha mis rulos son cortinas que desarman la realidad. Niño solitario. Niño malabar. Y si es niño, soy cómplice de llevarlo a jugar a la madrugada, con ceniza en los dedos y algo de sudor de plaza. Si es niño me envuelve, me surca la mirada. Me empuja. Si es niño se trepa a los faroles, besa los semáforos, camina por los techos, defeca en las terrazas. Niño-gato. Niño-luz. Niño-paloma. Hoy construyó juguetes con hojas. Niño-árbol.
Aunque los dos están buenos,me gustó mucho más el texto anterior, (el que publicaste con el título de No-dicho).
ResponderEliminarSaludos!